Null Escuela española, siglo XVII 

"Niño Jesús rubio con la pelota". 

Madera t…
Descripción

Escuela española, siglo XVII "Niño Jesús rubio con la pelota". Madera tallada, policromada y dorada. Medidas:54 x 24,5 cm (talla); 65 x 23,5 x 20,5 cm (total) Imagen de bulto redondo tallada en madera y policromada, enmarcada dentro de la escuela española del siglo XVII. Representa la iconografía del Niño de la Bola, y Jesús aparece desnudo, lo que indica que es una imagen pensada para ser vestida con ropas reales. A pesar de ello, la talla está magníficamente trabajada en todos sus detalles, lo que indica la calidad de la pieza y la maestría y prestigio de su autor. La iconografía del Niño de la Bola alude a la universalidad de la doctrina cristiana, y consiste en la representación del Niño Jesús con una esfera que representa el universo, colocada en su mano o bajo sus pies. Es un Niño Triunfante, Salvador del Mundo, y simboliza la idea de Jesús como hombre y salvador, señor de toda la Tierra, a la que redime con su muerte y resurrección. Es una iconografía que combina el poder y la gracia divinos con la feliz inocencia y la condición humilde del Dios encarnado: la omnipotencia del Hijo, siendo un niño con el orbe en la mano, como un niño pequeño con su pelota. Esta figuración se caracteriza también por el gesto de la bendición y la ausencia de toda huella dolorosa. La cruz que remata la pelota es un símbolo que alude a la proyección universal del acto redentor.

26 

Escuela española, siglo XVII "Niño Jesús rubio con la pelota". Madera tallada, policromada y dorada. Medidas:54 x 24,5 cm (talla); 65 x 23,5 x 20,5 cm (total) Imagen de bulto redondo tallada en madera y policromada, enmarcada dentro de la escuela española del siglo XVII. Representa la iconografía del Niño de la Bola, y Jesús aparece desnudo, lo que indica que es una imagen pensada para ser vestida con ropas reales. A pesar de ello, la talla está magníficamente trabajada en todos sus detalles, lo que indica la calidad de la pieza y la maestría y prestigio de su autor. La iconografía del Niño de la Bola alude a la universalidad de la doctrina cristiana, y consiste en la representación del Niño Jesús con una esfera que representa el universo, colocada en su mano o bajo sus pies. Es un Niño Triunfante, Salvador del Mundo, y simboliza la idea de Jesús como hombre y salvador, señor de toda la Tierra, a la que redime con su muerte y resurrección. Es una iconografía que combina el poder y la gracia divinos con la feliz inocencia y la condición humilde del Dios encarnado: la omnipotencia del Hijo, siendo un niño con el orbe en la mano, como un niño pequeño con su pelota. Esta figuración se caracteriza también por el gesto de la bendición y la ausencia de toda huella dolorosa. La cruz que remata la pelota es un símbolo que alude a la proyección universal del acto redentor.

Las pujas estan cerradas para este lote. Ver los resultados

Podría interesarle

Escuela española; siglo XVIII. "San Ignacio de Loyola". Óleo sobre tabla. Presenta faltas y restauraciones en la superficie pictórica. Medidas: 39 x 27,5 cm; 52 x 41 cm (marco). En este óleo, el santo ocupa prácticamente toda la composición, estando inmerso en un fondo oscuro que se funde con su túnica negra. Reconocemos a San Ignacio de Loyola por el libro abierto que sostiene, en el que se puede leer: Ad maiórem Dei glóriam ("Todo para la mayor gloria de Dios"), lema de la Compañía de Jesús, de la que fue fundador. Se trata de una pintura barroca española. La figura religiosa está representada con rasgos realistas. San Ignacio de Loyola (1491-1556) fue un monje español, fundador de la Compañía de Jesús, militar y poeta. Creció como alumno de Juan Velázquez de Cuéllar, Contador Mayor de Castilla, y por tanto en contacto directo con la corte. Se educó así en el dominio de las armas y pudo desarrollar su afición a la lectura. Herido en combate en 1521, durante su convalecencia la lectura religiosa le impresionó, e Ignacio reconsideró su vida, decidiendo abandonar la vida militar por la religiosa. Este deseo se vio reforzado por una visión de la Virgen con el Niño Jesús, que llevó al soldado a la conversión definitiva a la vida religiosa. De allí partió con la convicción de viajar a Jerusalén con el encargo de convertir a los no cristianos de Tierra Santa. Posteriormente estudió en Alcalá de Henares, Salamanca y París, y finalmente fundó la Compañía de Jesús en 1534. Murió de enfermedad en 1556 en su celda de la sede de los jesuitas en Roma.